“Estamos viviendo una recuperación espiritual en todo el país. Las religiones están permitidas, dejan de estar mal vistas y la gente busca llenar el hueco espiritual que les había quedado cuando lo prohibieron”, explica a El Confidencial Chen Jin Guo, investigador del Instituto Chino de Ciencias Sociales y especializado en fenómenos religiosos. El profesor recuerda que en 1984, cinco años después del despegue económico, se decretó la “libertad de credo” para las cinco principales religiones del país: taoísmo, budismo, protestantismo, catolicismo e Islam.
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