Algo empieza a moverse por fin en la banca en cuanto a la necesidad de solucionar el gran problema de todas las entidades: el inmobiliario. El Banco de España y las propias entidades empiezan a reconocer, incluso en público, que lo que han hecho hasta ahora no ha servido de nada y que tienen que adoptar medidas más contundentes -y dolorosas- para evitar que la crisis actual acabe en una década perdida como la de Japón.
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