lunes, 1 de marzo de 2010

La boda de la asistenta y el helicóptero
por Marcello Leonard Mazza   http://leonardmazza.wordpress.com/
El primer paso para sobrevivir y prosperar en a una depresión deflacionaria es entenderla. Este es el primero de una serie de post cuyo objetivo es analizar y explicar de forma sencilla como funciona la economía en la situación deflacionaria en la que nos encontramos.


¿Inflación o deflación?

Ayer los partidos políticos españoles se reunieron en una comisión para consensuar medidas para “salir” de la crisis. Por supuesto, no se ha llegado a ningún acuerdo. Las medidas que proponen unos y otros son mutuamente incompatibles y opuestas. Por ejemplo: unos defienden subir los impuestos y otros bajarlos.

¿Cómo es posible que antes el mismo problema se abogue por soluciones totalmente opuestas? Si te llevas la impresión de que los encargados de gestionar la economía están dando palos de ciegos y que se dejan guiar mas por ideología que por análisis económica, estás acertando.

Sin embargo, no es un problema únicamente español o ideológico. Es el reflejo del desacuerdo entre los principales economistas a nivel mundial sobre si estamos pasando por un proceso de larga duración de deflación o si hay serios riesgos de inflación.

¿Que es la deflación?

A nivel intuitivo se asocia la inflación con la subida de precios de los bienes y servicios que se venden en los mercados, y la deflación con la bajada de los mismos precios.

Esta visión es incorrecta. En realidad, lo que varia es el valor de una unidad de moneda: la deflación ocurre cuando la cantidad de moneda en circulación en una economía disminuye en relación a la cantidad de bienes y servicios que se pueden comprar en esos mercados.

La escasez de moneda en relación al total de bienes y servicios en venta hace que con una unidad de la misma se pueda comprar cada vez mas. La subida y bajada de los precios es solo una consecuencia de la relativa escasez o abundancia de dinero en circulación.

El helicóptero

Algunos economistas abogan por el hecho de que la deflación es imposible porque los bancos centrales pueden “imprimir” dinero sin limite. Es la teoría del helicóptero: si falta dinero en la economía, se pueden fabricar billetes y tirarlos desde un helicóptero y se soluciona el problema.

Si esta teoría fuera cierta, la solución a la crisis actual sería muy sencilla: sería suficiente extender un cheque de 1 millón de Euros a cada uno de los ciudadanos del mundo para reactivar la economía.

La realidad es que los bancos centrales no controlan la cantidad de dinero en circulación porque su cantidad total depende de el uso que hacen de él los individuos, los bancos y las empresas.

La asistenta casadera

Hagamos un ejemplo sencillo. Imaginemos que vives en una pequeña isla- nación y que la única moneda en circulación es un billete de 1€ en tu bolsillo. Analicemos que puede ocurrir con tu dinero:

Compras pan al panadero y le entregas 1€. El panadero compra un café en la cafetería del pueblo y le entrega el euro. El dueño de la cafetería se compra un periódico y entrega al quiosquero el euro. En esta pequeña economía, a partir de 1€ se ha creado una actividad económica (un “Producto Interior Bruto” o PIB) de 1+1+1 = 3€. El Euro ha circulado, creando una riqueza de 3€ y tres personas han tenido acceso a dinero en sus manos. La economía crece y hay trabajo.

Te quedas el euro en tu bolsillo por la razón que sea (tienes miedo, todos hablan de crisis, no sabes como pagar el alquiler el mes que viene, etc). ¿Resultado? El PIB de la economía de tu isla baja de 3€ a 0€ y el panadero y el quiosquero terminan en el paro.

El banco central de la isla imprime otros dos billetes de 1€, los entrega al panadero y al quiosquero y ellos también deciden guardarlos (porque “hay mucha crisis”, están en el paro y nadie compra pan y prensa). El PIL de tu isla sigue en 0€ y todos en el paro.

Por el mismo mecanismo, si triunfa el amor y decides casarte con la asistenta a quien pagabas para ayudarte a llevar la limpieza en tu casa, el PIB de tu isla se contrae.

En la economía real, este fenómeno se magnifica porque, mientras los individuos gastando suman dinero a la economía, los bancos, extendiendo crédito, multiplican la cantidad de dinero en circulación.

En el contesto actual, los bancos centrales han perdido la capacidad de regular la economía controlando la cantidad de moneda en circulación: los bancos no prestan dinero, las empresas no solicitan crédito para inversión, los consumidores no asumen prestamos para consumir y limitan su consumo. Estamos atascados en un proceso deflacionario de larga duración.

Reactivar la economía

La actividad económica es un torbellino que se arranca y sigue inercialmente.

Si se queda atascado, hay que cambiar los precios relativos para que las fuerzas de mercado vuelvan a realocar los recursos de la forma mas eficiente y de paso se instale una inercia de dinamismo y movimiento sobre la que trabajar para crecer.

Para entendernos: en la presente situación de deflación, no tiene sentido que te compres un piso porque los precios de los inmuebles están hinchados a niveles irreales, se espera que bajen y es casi imposible que un banco te conceda una hipoteca. El mercado está congelado y el sector de la construcción perdiendo empresas y generando paro. El torbellino se ha atascado.

Pese a que hay millones de pisos vacíos en España y gente que los necesita, los precios no bajan porque los balances de los bancos se basan en esas valoraciones hinchada y ficticia de sus “activos” inmobiliarios. Una bajada de precios a nivel de mercado comportaría la quiebra técnica del sistema bancario español.

Descongelar el mercado inmobiliario con bajadas del 50% en su nivel de precios, a través de impuesto sobre los millones de pisos vacíos y exigir provisiones mas elevadas a los bancos por sus “activos” inmobiliarios, cambiaría los precios relativos, o sea la relación entre tu sueldo y el precio de un piso. Esa medida arrancaría el torbellino de la actividad económica, instalando una inercia de dinamismo y movimiento sobre la que trabajar para hacer crecer la economía.

Esa medida reactivaría la construcción y permitiría que bajaran drásticamente los alquileres, posibilitando a los trabajadores españoles moverse y emigrar hacia donde haya mas trabajo. Eso aumentaría la flexibilidad y productividad del trabajo en España mas que una reducción de los salarios o costes laborales en pos de “mejorar la competitividad”.

Una reducción de los sueldos, en cambio, agravaría todavía más el atasco del torbellino de la actividad económica.