martes, 24 de abril de 2012

El BEI se cubre ante una posible ruptura del euro


El Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha incluido una nueva cláusula legal en sus contratos con empresas griegas en que permitirá a la entidad efectuar el pago en otro tipo de divisas que no sean euros, una medida que protegería a la institución en caso de que se produjera una ruptura de la moneda única europea.
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Helen Kavvadia, portavoz del BEI, ha confirmado que esta cláusula es una forma de prevención ante la eventual salida de Grecia del euro. Según ha explicado Kavvadia, la cláusula se ha usado por primera vez en un crédito de 70 millones de euros concedido a la Corporación Pública de Electricidad de Grecia. Ducha empresa puede pagar el crédito recibido con otras divisas distintas a la moneda única europea.
La inclusión de esta cláusula, según ha explicado la portavoz del BEI, es una norma generalizada en todos los contratos con los países que aplican programas de estabilidad económica (Grecia, Portugal e Irlanda) y que se extenderá poco a poco a todos los países de la zona euro.
El BEI se ha comprometido a emitir préstamos por valor de 600 millones de euros hasta enero de 2013 para el mercado griego, cifra que aumentará hasta los 1.400 millones a finales de 2015.
La salida de Grecia del euro tendría consecuencias dramáticas para la eurozona
Grecia se afronta el próximo 6 de mayo unas elecciones generales cuyo resultado podría derivar en su salida del euro si finalmente no sale elegido un Gobierno continuista con el programa de recortes y reformas acordado por la troika (el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea). Hoy los medios de comunicación helenos se están haciendo eco de un informe elaborado por el FMI y publicado a mediados de marzo en el que se evalúan los riesgos de que Grecia acabe abandonando la moneda única europea.
En su informe, la institución que preside Christine Lagarde advierte de la necesidad de que Grecia reciba un segundo rescate porque en caso contrario se enfrentaría a una quiebra soberana. El FMI avisa de que un retraso político o una respuesta lenta de la economía helena en las reformas exigidas por la troika agravarían la recesión de la economía griega y aumentaría su deuda, lo que provocaría la quiebra soberana del país. En caso de que Grecia no reciba ayuda oficial de forma continua y si no tiene acceso a las operaciones de refinanciación del BCE, “se llegaría a una inevitable salida desordenada del euro”.
De llegar a este punto, las consecuencias para la zona euro serían muy graves, con la posibilidad de que otras economías se vieran obligadas a salir también del euro y con un sistema bancario duramente golpeado. En el caso de Grecia, su moneda se depreciaría notablemente y la financiación del gasto del déficit aumentaría la inflación, hundiría el PIB, presionaría los salarios y otros gastos de producción y reduciría rápidamente cualquier ventaja competitiva del país.