sábado, 15 de mayo de 2010

LA ESPIRAL DEL SILENCIO


Escrito por FulgencioRobledero


Lunes, 15 de Junio de 2009 00:00

La espiral del silencio es un mecanismo sociológico estudiado por Elisabeth Noëlle-Neumann por el cual dentro de un grupo determinado, aquellos que saben que sus opiniones son minoritarias permanecen callados para no romper el falso consenso.

Noëlle-Neumann parte de la idea que todos poseemos cierta intuición social que nos permite barruntar cuando nuestras opiniones son minoritarias o no. Como somos seres sociales buscamos la integración social, por lo que si sabemos que nuestras ideas provocan rechazo no las haremos públicas. Otra razón para que en una deliberación pública no expresemos nuestras ideas es que si sabemos que el debate está ganado por nuestros adversarios ¿qué necesidad tenemos de expresar ideas que van a ser rechazadas?
La espiral de silencio no funciona con rigidez matemática y queda rota en muchas ocasiones. Una personalidad fuerte o independiente no tendrá inconveniente en manifestar una opinión contraria a la mayoría, creo, incluso, que hay personalidades que precisamente cuando saben que sus opiniones son minoritarias sienten un acicate para manifestarlas.
El error básico de los que caen en la espiral del silencio es no comprender que el ámbito de las ideas y de las personas son espacios separados. Las ideas de una persona pueden generarnos rechazo sin que esa persona nos parezca rechazable. Por otro lado, aunque digamos que las ideas diferentes aportan intensidad y riqueza a los debates, no todos creen que así sea, en la práctica muchos siguen considerando que un ataque a sus ideas es un acto malintencionado contra él mismo.
Me importa subrayar hasta que punto las estructuras de poder intentan fomentar la espiral del silencio entre los miembros coaccionados por la estructura. Para ello se suele usar la táctica de manipulación conocida como “creación de consenso”: se martillea a un grupo con una idea que se considera mayoritaria (lo sea o no) y se intenta transmitir la impresión de que esa idea es asumida como válida unánimemente. Los llamados “valores democráticos” son, ciertamente, presentados como valores unánimemente admitidos y aceptados, fuera de ellos solo existe el gueto ideológico o la radicalidad. En reuniones de trabajo me he encontrado frecuentemente esta táctica: el líder de un grupo plantea un proyecto como mayoritariamente aceptado, como unánimemente admitido sin pulsar realmente la opinión del grupo; si no existe alguien en ese entorno que no tema romper la espiral del silencio, es seguro que ese proyecto será admitido por el grupo.
La espiral de silencio nos hace ver la importancia de establecer un compromiso firme entre nuestras ideas y nosotros manteniendo siempre la distancia entre lo personal y lo ideológico. También nos invita a ser prudentes cuando se nos presenta un consenso como “ya dado”, de un modo u otro esta actitud suele encubrir el deseo de fomentar la aquiescencia del silencio cauteloso.

En fin, que no siempre el que calla otorga, así que es mejor no callar

noelle_neumann