"Las maldades que emanan del capitalismo no pueden ser frenadas, a no ser que la humanidad se someta a la divina autoridad (Dios) y obedezca y acate sus órdenes como verdades absolutas siempre y a cualquier precio". Leída así, la definición que del sistema económico imperante acuña el Centro de Economía y Finanzas Islámicas probablemente despierte recelos seculares en Occidente. Y, sin embargo, lo que se vio hace dos semanas en Madrid -expertos musulmanes y no musulmanes valorando el alcance de las finanzas islámicas- apunta a lo contrario.
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