El Banco Central Europeo (BCE) acordó en su último Consejo de Gobierno que Grecia pueda obtener a corto plazo hasta 4.000 millones de euros al relajar ciertas condiciones para el banco central heleno, informó hoy el periódico alemán "Die Welt".
No obstante, esta ayuda no está exenta de polémica, explica el rotativo, ya que eleva el riesgo en el que incurren el resto de países miembros de la eurozona en caso de que Atenas finalmente se declare insolvente.
El método empleado para financiar al Gobierno heleno es un proceso indirecto que consiste en elevar de 3.000 a 7.000 millones de euros el volumen máximo de bonos a corto plazo -que maduran en menos de un año- que el Banco de Grecia puede aceptar como garantías colaterales para conceder créditos a la banca privada.
Así, argumenta el diario alemán, Atenas puede emitir nueva deuda a uno, tres o seis meses para financiarse hasta que se concrete el próximo tramo de su rescate -como pronto en septiembre-, contando con que las instituciones financieras de su país la van a adquirir gracias a su mejorado atractivo.
Los bancos, a su vez, podrán comprar estos bonos soberanos a corto plazo y acto seguido depositarlos en el banco central heleno como respaldo para obtener nuevos créditos (cuando el propio BCE ya no acepta la deuda griega como colateral).
Según "Die Welt" el BCE acordó esta flexibilización a petición del Banco de Grecia en el Consejo de Gobierno del pasado jueves, en el que se esperaba que su presidente, Mario Draghi, concretara una serie de medidas a corto plazo para atajar el repunte de las primas de riesgo de España e Italia.
Sin embargo, la medida no se ha divulgado públicamente, algo no exento de polémica, apunta el diario alemán, ya que afecta directamente al resto de países miembros de la eurozona.
En caso de que Grecia se declare finalmente en quiebra -un extremo posible si no se abonan los siguientes tramos del rescate- el Banco de Grecia no podría devolver al resto de bancos centrales del Eurosistema los préstamos solicitados para las líneas de crédito concedidas a las instituciones financieras privadas.
En la actualidad, la "troika" formada por el BCE, la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) están analizando las cuentas públicas griegas para comprobar que Atenas está cumpliendo con las condiciones de ahorro impuestas.
Sólo si su próximo informe es positivo, Atenas recibirá el nuevo tramo de su rescate, de 31.300 millones de euros, imprescindible para que el gobierno heleno haga frente a sus pagos inmediatos.