No lo ha hecho directamente, ya que oficialmente el rating de España se encuentra en la actualidad bajo revisión a la espera de lo que ocurra con el Informe de Oliver Wyman y los presupuestos esta semana. Pero cuando quien lo afirma es el antiguo responsable del negocio de deuda soberana de la institución, mejor tener en cuenta sus palabras como anticipo de lo que está por venir. Si éste, además, acompaña su discurso con unas gotitas de matemáticas para principiantes que acreditan sus conclusiones, ese juego de números que tan poco parecen querer aplicar en Moncloa, lo posible –que nuestro bono sea degradado en breve a la categoría de ‘basura’- multiplica su probabilidad.
Christopher T. Mahoney que así se llama el agogero no ha podido ser más explicito en Project Syndicate: ‘España sigue siendo un caso perdido’, afirma sin ningún rubor (ProSyn, Spain remains a Basket Case, 19-09-2012). Y dedica buena parte del texto a desarrollar numéricamente el porqué de tan taxativa afirmación. Sigamos su razonamiento.
- La deuda pública sobre PIB es uno de los indicadores válidos para medir el riesgo país.
- A su vez, la deuda pública aumenta en la medida en que se mantienen las necesidades de tapar agujeros de la Administración, esto es: en tanto hay déficit (si bien el crecimiento del endeudamiento soberano, como sabemos, también se debe a factores extra presupuestarios).
- Si no se corrige el déficit, no hay crecimiento económico que lo compense o no se producen fenómenos inflacionarios que disminuyan el valor real de lo debido, la bola de la deuda pública no hace sino crecer. Si a eso se añade un coste disparatado de financiación, el cóctel explosivo está servido.
Es en ese momento cuando el autor echa un ojo a nuestro país y analiza las series desde 2007 de crecimiento del PIB nominal, déficit público, deuda del Estado y deuda del conjunto de las administraciones. El primero es negativo, el segundo se mantenía a niveles cercanos al 10% hasta el año pasado, la tercera se estabiliza pero la cuarta se dispara, al contrario de lo que había sucedido en los ejercicios precedentes. Curioso panorama.
¿Resumen? ‘Las cifras de la economía española van todas en la dirección errada(…). Y así solo cabe esperar un aumento progresivo de su nivel de deuda soberana sobre PIB, esto es: mayor riesgo de crédito, peores ratings y mayores diferenciales. Seguirá en esta situación hasta que se acerque al equilibrio presupuestario o crezca de manera sostenible. Y no parece que ninguna de las opciones sean factibles a día de hoy sin inflación (…) Me da que Moody´s rebajará la calificación de España a Baa2… ’
Alguien que conoce las tripas de la agencia de calificación ha dictado ya sentencia sobre nuestro país, en una decisión que de materializarse es extraordinariamente importante ya que determinará la no elegibilidad de los bonos patrios como colateral en el BCE, la alteración al alza de los niveles de consumo de capital de los mismos en las posiciones mantenidas por muchas entidades financieras, así como la imposibilidad de su presencia en las carteras de los principales inversores a nivel mundial, salvo la Seguridad Social española, claro está.
Menos demanda y mayor coste para una oferta estable sino creciente de valores de renta fija españoles. Solo la solicitud de una ayuda a las autoridades europeas en los términos fijados por el BCE puede permitir un alivio que permita minimizar el impacto. Lo que está en juego, como recuerda Moody´s por boca de Mahoney, es el acceso a la financiación que ahora, desgraciadamente, busca más hacer frente a los gastos corrientes derivados de la elefantiasis pública y los excesos del estado del bienestar que servir para consolidar nuestro futuro como nación.
Si nos atenemos a las dudas de Rajoy y su equipo a la hora de aceptar dicha oferta, por sangrante que sea, parece que hemos vuelto a apostar por la honra, pensando que los barcos están momentáneamente a salvo. Pero no es así. Más nos vale ser conscientes cuanto antes. Porque los golpes más duros, qué les voy a contar, llegan siempre cuando se baja la guardia. Que alguien se los diga a los de ahí arriba, antes de que sea demasiado tarde. Si no lo es ya. La propuesta es condicional, qué pronto lo han olvidado.