La Historia es el resultado de una lucha continua entre diversos grupos que compiten entre ellos. Cada grupo (país, empresa, partido político, clan, organización religiosa,...) trata de defender su posición y, si puede, imponer sus criterios sobre los de los de los otros grupos. El individuo cuenta poco, porque sus posibilidades de cambiar las cosas son muy limitadas. No podemos entender la situación actual sin tratar de comprender que grupos están luchando y que persigue cada uno.
Hasta ahora, nuestro país estaba controlado por la oligarquía nacional, formada por banqueros, grandes empresarios, algunos nuevos ricos y las familias adineradas de toda la vida. Buena parte de ellos ya eran ricos al final de la dictadura, y, desde entonces, han utilizado con gran acierto su influencia para mantener y aumentar su estatus. Los políticos tienden a plegarse bastante a sus deseos, porque casi todo el que ocupa un alto cargo público ha llegado allí gracias al apoyo de alguien y, siguiendo las redes de contactos y cadenas de favores, es lógico pensar que, los que controlan el dinero, sean también los que controlan, en última instancia, el poder político. Esto es así no sólo en nuestro país, sino en todos los países democráticos que tengan un porcentaje significativo de población con bajo nivel cultural (que no analiza lo que le dicen, y es muy receptiva a la manipulación mediática y a las promesas demagógicas), algo de lo que sólo se salvan algunos países del centro y norte de Europa, Canadá, Australia,... Y, con el aborregamiento general de las masas, dentro de poco no se salvarán ni ellos.
La banca española ha controlado, hasta el momento, casi toda la cuota de mercado del país. Los concursos públicos suelen ser ganados por empresas españolas, y las concesiones sobre servicios públicos también suelen ser concedidas a empresas españolas. Este éxito no suele deberse a mejores propuestas, sino al trato de favor que se les da desde el gobierno y el BdE. En muchas ocasiones, una compañía española que no tenía más mérito que sus buenas relaciones políticas y con altos funcionarios ha logrado un importante beneficio con una simple intermediación, apostando por un negocio que necesitaba del visto bueno político y que, una vez en marcha, ha sido vendido a empresas extranjeras con un pingüe beneficio, y que han debido pagar un precio mucho más alto por participar en algo que, inicialmente, les estaba vedado. Hay cientos de casos, como ejemplo podemos pensar en dos actuaciones de Acciona, primero en Airtel y luego en Endesa.
Este clientelismo entre oligarcas y políticos españoles es muy rentable para ambos, pero sale caro a las empresas y bancos extranjeros, que parecen bastante hartos de la forma de actuación española, y preferirían participar directamente en los negocios nacionales sin tener que pagar suculentas primas a los que controlan el poder en España.
Actualmente, la vulnerabilidad de España es extrema, porque nuestra dependencia del crédito extranjero es inmensa, y eso, unido a la mala gestión pública, la falta de sectores que reemplacen al inmobiliario y la poca competitividad de muchas de nuestras empresas nos pone en una situación más que delicada.
El desarrollo de la actual crisis española está marcado por la lucha entre varios grupos. Los principales son éstos:
1. Oligarquía norteamericana
Su principal aspiración es que todos los países adopten el modelo americano: poco sector público, libre competencia, servicios privatizados, poca protección social y mucho libre mercado. Su ideología se basa en el “darwinismo social”, que viene a decir que la sociedad debe organizarse siguiendo las leyes de la naturaleza: los mejores progresan, los peores perecen. El gobierno español les parece ineficiente, las empresas españolas “trapicheras”, los bancos españoles mentirosos, los ciudadanos holgazanes y los sindicatos poco menos que el “anticristo”. Así que van a aprovechar la coyuntura para forzar la caída de cuantos más mejor. Su objetivo es reducir el sector público español todo lo posible, que el sistema bancario quiebre, que se privatice todo lo privatizable, que se reduzca el estado del bienestar, se liberalicen sectores, se favorezca el despido, se rebajen impuestos a las empresas,… Su control de los medios de comunicación internacionales es casi absoluto, y los capitales que controlan son inmensos, así que el mercado, en buena medida, son ellos, sobre todo en renta variable y derivados. Su primer objetivo es lograr que España solicite un rescate, luego seguirán presionando para que las condiciones que se impongan sean las que ellos persiguen.
2. Poderes europeos, con Alemania a la cabeza.
Su objetivo es unificar Europa, para poderse proteger del poder americano. Mientras en EEUU los poderes financieros controlan por completo la política, y cada grupo hace la presión que puede para imponer sus criterios en Washington, en Europa parece que está más de moda el consenso, y políticos, banqueros y grandes empresas hablan y se ponen de acuerdo para adoptar una postura de consenso, que permita coordinarse para seguir avanzando, sin aplastar demasiado a la ciudadanía.
Su objetivo es que España se enderece, equilibre sus cuentas para dejar de pedir ayuda a Europa y poner fin al proteccionismo nacional que ha venido defendiendo la oligarquía española. Mientras el modelo español se basa en el cortoplacismo, la mentira, la corrupción y la demagogia, el de los alemanes y países afines se basa más en la planificación, la mejora continua y la buena organización, y querrían imponer ese modelo a toda Europa.
Controlan las instituciones europeas y buena parte de los mercados de deuda pública, por lo que están usando diversas herramientas para forzar a que España pida un rescate, y poder imponer sus condiciones al gobierno. Tienen interés en mantener la buena imagen de Europa, por lo que no son tan descarados como los americanos al ejercer su presión, y actúan de forma más pausada.
Tiene mucho interés en mantener el Euro, ya que es la base para seguir avanzando hacia una unificación que les permita liberarse algún día del poder americano, pero no lo mantendrán a cualquier precio. Al país que se ponga “chulo”, lo van a echar, tras establecer el adecuado cortafuegos, y quedará abandonado a su suerte. Grecia, si sigue remoloneando, puede salir pronto y, posiblemente, tratarán de usarlo como escarmiento para los otros países díscolos así que, si sale del Euro, no harán nada para evitar que el país se hunda deprisa en una miseria absoluta, para que los otros vean lo que implica quedar abandonados a su suerte.
Les interesa que la banca española quiebre (la reestructuración que piden será demoledora), para poder quedarse con buena parte del mercado crediticio y eliminar así ese bastión que ha venido defendiendo el control de nuestra economía por la oligarquía nacional. Quieren que el sector público se reduzca hasta un tamaño soportable, reformar nuestra Administración por completo, lograr limpieza en los procesos de contratación pública,… Y, por supuesto, también quieren que, una vez que Europa establezca su dominio sobre la economía española, este dominio permanezca indefinidamente, porque los poderes locales siempre son un engorro para los objetivos de unificación europea.
En resumen, son más suaves que los americanos, pero también quieren que España pida un rescate oficial (el oficioso ya fue pedido hace mucho), y que se acaben las estupideces políticas que llevamos mucho tiempo viendo.
Con unos y otros deseando que España sea rescatada, será difícil que no lo sea.
3. Políticos españoles.
Un político debe, ante todo, fidelidad a su partido, porque es quien le ha puesto en el cargo, y también quien puede quitarle. Y un partido es un entramado enorme y complejo, del que viven muchas personas, y que muchos de sus miembros utilizan para obtener importantes beneficios personales. Usando la demagogia y la desinformación al ciudadano, han logrado establecer una estructura enorme, cuyo objetivo no es servir al país, sino servirse a sí misma. La intervención europea les produce pavor, aunque muchos piensan que podrán adaptarse, que sea el ciudadano quien “pague el pato” y ellos seguir con sus privilegios. En Grecia hemos visto que la casta política ha preferido dejar que el país se hundiera antes de renunciar voluntariamente a su estatus, y no sería raro que en España termine pasando algo parecido. Los de uno y otro partido se esfuerzan por mantener lo más contenta que pueden a la ciudadanía, para poder seguir con su forma de actuación. Tienen tendencia a dejar para mañana lo que debería haberse hecho hace tres años, a buscar el titular y olvidarse del contenido y deben favores a muchos oligarcas españoles, por lo que hemos visto que muchas de las medidas aprobadas no persiguen el bien del país, ni mucho menos el de la ciudadanía, sino el de estos oligarcas.
Están haciendo lo que pueden para no pedir el rescate, o para retrasarlo, aunque eso deje al país hundido para muchos años. El tiempo corre en su contra: cada día que pasa, la munición es menor, y el enemigo más poderoso. Están procurando ganar tiempo, para ver si Italia o algún otro país empeora, y Europa se ve forzada a tomar medidas conjuntas antes de España no tenga otro remedio que solicitar el rescate. Están buscando ayuda donde pueden. Hemos visto como trataban de acercarse a China, a Francia, a Rusia,... Pero España ha sido marcada como "oveja negra" tanto por EEUU como por Alemania, y la situación de las cuentas es desastrosa, así que no abundan nuestros defensores.
A partidos nacionalistas les interesa que España se hunda, para poder negociar un estado federal (puede incluso que la independencia) cuando haya que reescribir la Constitución. La lucha puede ser atroz, con el PP tratando de intervenir Cataluña y los catalanistas tratando de evitarlo a toda costa, para lo que no dudarán en buscar aliados extranjeros, o airear las vergüenzas del estado español, del que hace tiempo que no se sienten parte.
4.Oligarquía española.
A algunos les va el estatus y el patrimonio en salvar a España de los poderes extranjeros. La mayoría no vieron venir la crisis (aunque esperaban una gorda, pero más adelante), ya que se originó en EEUU, y el cierre inesperado del grifo del crédito les pilló con el paso cambiado. Buena parte de ellos esperaban al menos un par de años más de bonanza, por lo que habían pedido muchos créditos y esperaban ganar fabulosas fortunas vendiendo los activos adquiridos con esos créditos antes de la caída.
Tras financiar algún intento de defender la economía patria, como el de “Esto lo arreglamos entre todos”, que tan poco éxito tuvo, no parece que hayan sido capaces de organizar una defensa nacional coordinada, y cada uno está actuando por libre. Los bancos grandes han ayudando comprando deuda pública, aunque habrán pedido favores a cambio (probablemente sacar partido del hundimiento general, y aumentar notablemente su cuota de mercado a costa de la desaparición de buena parte de las cajas y puede que también de algunos bancos). Los bancos medianos permanecen agazapados, tras alguna fusión y adquisición inicial, que no ha mejorado en nada su situación. Las cajas parecen no enterarse de que su muerte se decidió hace mucho. Las cúpulas directivas siguen en su línea de hacer poco más que “poner el cazo” a fin de mes, y los más previsores estarán pensando en destruir las pruebas de cualquier escándalo que pueda salpicarles tras su salida y en hacer los últimos favores, para garantizarse un buen puesto en otro lado cuando salgan de la caja, probablemente con una jugosa indemnización en el bolsillo, que permitiría a un español medio vivir holgadamente durante varias décadas.
Los grandes empresarios miran hacia fuera, tratando de encontrar nuevos mercados y bancos extranjeros que les refinancien sus abultadas deudas. Se pasaron de listos durante la burbuja, y muchos lo pagarán con la pérdida de sus empresas. Ahora su principal objetivo es sobrevivir y, si lo logran, adaptarse a las nuevas reglas de juego que pongan entre americanos y europeos, para tratar de volver a crecer cuando la situación mejore. Muchos no lo lograrán, aunque, cuando vean la caída inevitable, tratarán de salvar el patrimonio propio que puedan, aunque sea a costa de dejar "pringados" a la mayoría de los accionistas que confiaron en ellos.
Los grandes patrimonios de toda la vida también han perdido algunas plumas, aunque muchos de ellos han sacado y siguen sacando buena parte de su dinero de España, porque no confían en absoluto en la estabilidad del tinglado que hay aquí montado. Cuando el panorama se calme, podrán comprar mucho con ese dinero que han puesto a salvo, así que su estatus no corre demasiado peligro.
Sin embargo, no está claro que los poderes nacionales hayan agotado toda su munición. El pesimismo sobre España es excesivo, y las apuestas bajistas abultadas. Si no han tirado la toalla por completo, lo más probable es que aprovechen la disminución de las ventas para poner toda la carne en el asador y provocar una subida rápida de las cotizaciones, que fuerce un cierre de cortos. Con los escasos volúmenes que se mueven ahora, podríamos ver subidas brutales en algunos valores. Sin embargo, la fuerza de los bajistas aún parece mucha, y la munición de los españoles es poca, y no pueden desperdiciarla. ¿De donde saldrá el dinero para empujar las cotizaciones al alza? Los bancos tienen poca liquidez, pero gestionan fondos de inversión y planes de pensiones que mueven muchos millones. Las empresas pueden usar sus reservas de liquidez para comprar autocartera y, si unos y otros se coordinan con el gobierno, que ayude esos días anunciando algo que guste, como la intervención de varias Autonomías o una importante reforma en la administración pública, podemos ver un buen rebote. Los bancos y muchas empresas cotizadas lo necesitan, para ampliar capital a unos precios razonables, y siguen quedando inversores en España que creen en la solvencia de bancos y empresas, y podrían poner dinero para cubrir esas ampliaciones.
Sin embargo, parece difícil que vayan a poder contra Europa y Wall Street, que quieren a toda costa una intervención. Así que, con la información actual, lo más probable es que el rebote no se produzca antes del rescate, que no será el fin del mundo, porque, en macroeconomía, las cosas van despacio, y primero ses anunciarán los recortes, luego tardarán meses en ejecutarse y meses más en producir contracción económica.
A riesgo de equivocarme, creo que pasará lo siguiente:
1.- La bolsa seguirá mal hasta que se el gobierno acepte negociar un rescate (algo que se hará en secreto, así que, cuando nos enteremos, ya habrá muchos que lo sepan).
2.- Subida rápida y fuerte de la bolsa española, que comenzará varios días antes de que el acuerdo se publique, y, al principio, será considerada por la mayoría un simple rebote.
3.- Los periódicos se ponen optimistas y dicen que España se salvará gracias a las medidas impuestas a cambio del rescate. Empresas y bancos aprovechan el optimismo para ampliar capital y tratar de refinanciar deuda.
4.- Pero ese no es el fin de la crisis, que aquí queda pastel para muchos años
Los americanos y europeos no cederán hasta ver que España se doblega, así que los rescates parciales, recortes de poco calado o prohibición de posiciones cortas sólo provocarán subidas poco consistentes. Por supesto, estas predicciones pueden verse alteradas por hechos externos, que provoquen movimientos en las bolsas a nivel mundial.