Como es bien sabido, el Banco Central Europeo adjudicó, el último día del pasado mes de febrero, 530.000 millones de euros a las 800 entidades financieras de la región que se lo solicitaron. Dinero a tres años y al 1% de interés que se añadía a los 489.000 ‘subastados’ en diciembre de 2011.
Casi un billón en total de los que, se supone, 550.000 irían a hacer frente a los vencimientos de 2012, mientras que el resto supondría una inyección de nuevo disponible al sistema bancario para facilitarle una vía de financiación alternativa al mercado mayorista y ayudarle a su recapitalización.
Ningún compromiso de concesión de créditos al sector privado, no vaya a ser que se lo merezca. De hecho al día siguiente de la operación, más de 800.000 millones de euros volvieron al BCE en forma de depósitos de las instituciones beneficiadas a un tipo penalizador del 0,25%. Mejor pagar que prestar, la contracción del activo es un hecho. En fin.
Sigo.
Entonces buena parte de las miradas se volvieron hacia los bancos italianos y españoles que serían los que habrían acaparado un importe mayor del total repartido. 140.000 millones en el caso de los primeros, para un total de 325.000, y 120.000 por lo que a los segundos se refiere hasta alcanzar los 250.000. Pasó más desapercibido que los bancos regionales alemanes pidieran cerca de 100.000 millones, poniendo de este modo de manifiesto su precariedad. Cosas de Europa.
Morgan Stanley estigmatizó en aquel momento tanto a Bankia-BFA como a Intesa San Paolo al identificarlas como las firmas que más fondos habrían percibido de la autoridad monetaria, 25.000 y 24.000 millones de euros respectivamente, casi el doble que sus comparables.
Sumando ambos LTROs (Long-Term Refinancing Operations), nombre técnico con el que se bautizó esta suerte de piñata dineraria, la madrileña lideraba el ranking con un total de 40.000 millones seguido de cerca del italiano con 36.000. Medalla de bronce era la intervenida Dexia con 32.500. Atrás quedaba el BBVA con 22.000 mientras que el Santander ni siquiera aparecía en la lista de los diplomados en la Olimpiada de las Necesidades.
No había datos oficiales pero daba igual. Lo decía el Financial Times, había que hacer un acto de fe (Financial Times, Draghi´s cash tonic makes banks smile, 01-03-2012 – Hay que ampliar el cuadro que acompaña la pieza). Pero cuál no será la sorpresa de un servidor cuando brujuleando el lunes por el FT Alphaville, se encontró con un cuadro sustancialmente distinto (FT Alphaville,LTRO names n’ numbers revisited, 12-03-2012).
A ver, a ver…
De acuerdo con los datos obtenidos por UBS de las propias entidades sería la institución de origen cántabro la que más dinero habría solicitado/recibido del Banco Central Europeo, por encima de los 40.000 millones de euros (si alguien quiere el informe completo está available upon request; por cierto, en la página 12 cita como fuente a El Confidencial, ups). Simultáneamente ajusta a la baja el volumen atribuido a BFA e Intesa, hasta situarlo ligeramente por encima de los 35.000 millones.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
Resulta evidente que a Botín no se podía escapar una oportunidad como ésta para, uno, jugar el carry trade entre el 1% ofrecido por Draghi y la rentabilidad que ofrecen determinadas inversiones más o menos seguras; y dos, rebajar el coste medio ponderado de su pasivo, sustituyendo financiación cara por barato, diferencia positiva que engorda automáticamente su margen de intereses.
Y aquí paz y después gloria mientras esperamos a ver qué pasa con las fusiones locales, los convertibles y los niveles de capital propios y de los minoritarios. Que el que esté libre de pecado…
Es lo que tiene fijar las mismas normas para todos, sin aludir a discriminación alguna por razón de tamaño, idioma, diversificación geográfica o calidad del colateral, donde se abrió sustancialmente la mano. Idiota el último, debieron pensar, con razón, en Boadilla. Y allí que fueron de cabeza. Lo que para algunos podía suponer quedar marcados, para ellos era una ocasión única y la aprovecharon.
De hecho, no iba tan mal encaminado Morgan Stanley. De hecho se quedaba corto si de lo que quería advertir era de los riesgos potenciales asociados a estas subastas.
Así, en el segundo cuadro que el FT Alphaville recoge de los analistas de UBS, se compara la reivindicación dineraria al LTRO y posterior adjudicación con el tamaño del activo de los solicitantes con una advertencia previa: “cualquier porcentaje que supere el 10% aleja a la firma de su condición privada y le acerca a la nacionalización si no aborda perentoriamente un proceso de captación de capital”. Glaps.
La foto cambia sustancialmente. Para el Santander esos 40.000 millones de euros apenas suponen el 4% del total (un dato que a McCoy le suena bajo, la verdad), pero en Bankinter es superior al 16%, Sabadell ronda el 13%, BFA se acerca al 12% y Popular clava el 10%. CaixaBank se quedaría en el 7% y BBVA caería también al 4%.
Hay, sin duda, una crítica a la objetividad evidente de esos porcentajes: la acumulación responde, en muchas ocasiones, a la necesidad de afrontar procesos de concentración en los que los esquemas de protección de activos no siempre van acompañadas de líneas de liquidez.
Pero aún así.
La frialdad de la amenaza, tomada de forma aislada, asusta, ¿no creen? Queda mucho camino por recorrer y, pese a las prisas, da la sensación de que todo va demasiado lento (la ratio créditos sobre depósitos permanece en el 145% lo que evidencia que sigue la fuerte dependencia de los mercados) y que, medidas de subsistencia como ésta del BCE, no pueden sino ralentizar más la restructuración del conjunto del balance.