Tras unas semanas de letargo, el riesgo soberano ha vuelto a despertar. Y lo ha hecho poniendo a España en el centro de la diana. ¿Qué causas explican este retorno y su impacto en la deuda española?
El retorno de la presión en las dos últimos sesiones, en las que la rentabilidad de los bonos españoles ha repuntado en 26 puntos básicos, vuelve a situar a la deuda en niveles peligrosos. "Lo que nos preocupa es que llegado el caso de que el bono cotizara por encima del 5,50% no hubiese compradores para nuestra deuda -ayer defendió ese nivel, porque llegó hasta el 5,52% y terminó en el 5,49-. Eso es lo que debemos vigilar en las próximas sesiones y sería la verdadera señal negativa para nuestra economía", advierte Miguel Paz, de Unicorp Patrimonio.
Al mismo tiempo, esta renovada tensión rompe la tregua vivida tras los dos préstamos a tres años con los que el Banco Central Europeo (BCE) suministró un billón de euros a los bancos entre diciembre y febrero. "Aunque el BCE ha evitado la muerte súbita de la zona del euro, persiste la perspectiva de una larga recesión, agravada por el autodestructivo ayuno presupuestario que se ha impuesto esta región convaleciente", matiza Didier Saint-Georges, de Carmignac Gestión. Y la sombra de la recesión es sobre todo muy alargada para España e Italia.
"La recuperación no está llegando a España e Italia. Aunque ambos países han experimentado una tremenda mejoría en sus costes de financiación, aún está lejos de estar claro que esta tendencia sea sostenible", valora Jacques Cailloux, economista jefe para Europa de Royal Bank of Scotland (RBS).
Estos son los cuatro motivos que explican el retorno de la tención:
1.- Grecia, ¿un caso aislado?
Aunque las autoridades europeas insisten en que Grecia es un "caso único", los expertos y los inversores difieren y creen que otros europaíses están en riesgo de quebrar. Esas quinielas apuntan a Portugal, una incertidumbre que, por el efecto vecindad, incrementa -y acerca- las dudas en torno a España.
2.- Demasiado recorte para un único año...
Junto a esas dudas de fondo, los inversores también encuentran motivos autóctonos para recelar de España. Sobre todo uno: rebajar el déficit público al 5,3% en 2012. Lo que se cuestiona es que, para conseguirlo, el Gobierno debe contener el déficit en 3,2 puntos porcentuales en un único año, cuando en dos ejercicios, los transcurridos entre 2009 y 2011, lo hizo en 2,7 puntos porcentuales.
3.- ... En un contexto de contracción económica
La complejidad de alcanzar esa meta de déficit es aún mayor en un contexto en el que el Ejecutivo prevé que la economía se contraerá un 1,7% en 2012. Y ahí emergen dos dudas conectadas. La primera, ¿cómo va a reducir el déficit hasta el 5,3% en este débil entorno económico? Y la segunda, ¿qué precio económico, en forma de una recesión aún más profunda, pagará España a cambio de conseguir ese objetivo de déficit?
4.- Consolidación financiera a la espera de los resultados
El Gobierno confía en que la reforma financiera ayudará a dar más préstamos y desatascar el sector inmobiliario. Y el Banco Central Europeo aspira a que su política de liquidez reabra el grifo crediticio. Pero los expertos matizan que mientras la consolidación de la banca española no se concrete, el crédito no retornará. Además, el mercado recela de la fortaleza de los grupos resultantes y no descarta que el Gobierno deba reforzarlos.