La filial italiana de JP Morgan ha anunciado al Vaticano que cerrará su cuenta el próximo 30 de marzo, según ha publicado Il Sole 24 Ore.
En una carta enviada el pasado febrero, el banco estadounidense ha anunciado que el cuento del IOR, la banca del Vaticano, se cerraría por fallos en la comunicación de informaciones que son obligatorias de acuerdo con la ley contra el lavado de dinero. En concreto, JP Morgan ha comunicado que toma nota de que el Ior "no puede contestar" a las peticiones de más información sobre algunos pagos transferidos desde la cuenta en la filial de Milán, pero al mismo tiempo recuerda que las actividades bancarias de su filial están reguladas "tanto por las leyes del Estado italiano como por sus reglamentos internos".
El banco explica que tras confrontar las razones aportadas por el IOR con las normas vigentes, considera que "no tiene suficiente información para poder seguir ofreciendo el servicio" a la cuenta vaticana, según la carta citada por el diario italiano.
El banco del Vaticano, que es cliente de JP Morgan desde 2009, lleva tiempo siendo investigado por la Fiscalía de Roma por presuntas violaciones de la ley contra el lavado de dinero. En 2010, como consecuencia de estas investigaciones, la entidad estadounidense califica su cuenta como de "alto riesgo" y pacta una serie de obligaciones sobre información adicional que el IOR habría tenido que proporcionar.
La cuenta del banco del Papa tiene una característica particular, por la que cada día su saldo se pone a cero y los importes se transfieren a la cuenta que el IOR tiene con JP Morgan en Francfort. En un año y medio se han movido más de 1.500 millones de euros.
En octubre de 2011, tras petición de la Fiscalía de Roma, el banco central italiano, Bankitalia, solicitó a JP Morgan más información sobre la operativa de la cuenta del IOR. A su vez, el banco estadounidense trasladó la solicitud de información al Vaticano que, por lo visto, se ha negado a contestar. De allí, el cierre de la cuenta.
Según destaca hoy la prensa italiana, la decisión de JP Morgan es un serio obstáculo a la petición del Vaticano para ser incluido en la llamada "Lista Blanca" de la OCDE, es decir, el listado de países que están en primera fila contra el lavado de dinero.