España ha pasado a ocupar el sitio que tenía Italia a la cola de la eurozona. La rentabilidad de los bonos españoles a diez años se ha disparado 0,85 puntos porcentuales desde los mínimos registrados este año, hasta el 5,50%, dato mucho peor que el de Italia, que está a 0,29 puntos de su mínimo del 5,10%.
Madrid ha aumentado su objetivo de déficit y no ha conseguido convencer a los mercados de que ha resuelto los problemas de su sistema bancario. Roma, por su parte, no debería dormirse en los laureles. España se enfrenta al deterioro de las cuentas públicas y del balance bancario.
Los inversores temen que la reestructuración bancaria de Madrid no sea lo suficientemente drástica como para obligar a los bancos a reconocer pérdidas y a ampliar capital. Los bancos españoles tienen 400.000 millones de euros en préstamos a los sectores de la construcción e inmobiliario, acumulados en la época en la que el país crecía a un ritmo anual de entre el 3% y el 4%. Para este año, sin embargo, se espera una contracción de la economía del 1,7%. Los préstamos de dudoso cobro aumentaron hasta el 7,91% en enero, la cifra más alta desde noviembre de 1994.
Por otra parte, los bancos españoles han incrementado su exposición a la deuda pública, a pesar de que ahora hay más dudas sobre la capacidad de Madrid de cumplir con su objetivo de déficit revisado para 2012, del 5,3%. La deuda pública que controla el sector bancario subió un 10% en diciembre y enero, el mayor incremento de la eurozona, según Royal Bank of Scotland. Eso ha aumentado el riesgo de contagio entre los bancos y el Estado.
Eso supone un problema para Italia, ya que las subastas de deuda española están afectando a la recuperación del país transalpino, a pesar de la ligera mejora de su economía. Excluido el pago de intereses, Roma registró superávit presupuestario en 2011, lo que contribuye a estabilizar su deuda. Sus bancos no sufren las consecuencias de una burbuja inmobiliaria o de un excesivo apalancamiento: la deuda italiana de hogares y empresas se sitúa en el 127% del PIB frente al 204% de España, según cálculos de Morgan Stanley.
Dado el historial de escaso crecimiento de Italia, las previsiones para este año, que apuntan a una contracción del 1,3% no sorprenden mucho. Además, Roma está llevando a cabo reformas para impulsar el crecimiento y aumentar la flexibilidad del mercado laboral, a pesar de la oposición de los sindicatos. Madrid también. Sin embargo, desde que el jueves el índice de gestoras de compra Markit sugiriera que la eurozona está a punto de entrar en recesión, los inversores no están por la labor de tolerar un mal comportamiento del Gobierno.