Grecia se enfrenta ante una semana decisiva en la lucha para evitar el impago de la deuda soberana, con una operación de cambio de deuda pendiendo de un hilo y en medio de la incertidumbre sobre el nivel de participación de los acreedores privados.
La oferta pública de compra por parte del Gobierno ha empezado lentamente, los consejeros intentan cercar a los obligacionistas e incluso los inversores se presentan reacios a firmar el acuerdo, según informan fuentes internas.
Los inversores privados, con 206.000 millones de euros en bonos griegos, tienen hasta el jueves para decidir si participarán o no en la operación de cambio donde se los bonos se canjearán por un paquete de bonos y dinero líquido que podría reducir la deuda griega en unos 100.000 millones de euros.
Grecia debe conseguir la participación del 75% de los obligacionistas para evitar que el acuerdo se vea obligado a demorarse a través de las llamadas “cláusulas de acción colectiva” que el gobierno introdujo con efecto retroactivo la semana pasada en los bonos griegos. Si participa menos del 66%, incluso dichas cláusulas de acción colectiva podrían invalidarse, lo que desbarataría el acuerdo completamente.
Personas allegadas a los obligacionistas advirtieron a otros inversores que deberían tomarse muy en serio a los políticos cuando amenazan con acabar en el impago de la deuda griega si el acuerdo fallase. Uno de ellos explicaba: “Parece que algunos inversores piensan que serán rescatados pero este no es el caso”. Aquellos en la mesa de negociaciones del acuerdo negaban que hubiese nerviosismo sobre el resultado pero nadie estaba dispuesto a predecir cuál será el nivel de participación.
El jefe del consorcio internacional de instituciones financieras, Charles Dallara, quien negoció la restructuración de la deuda, declinó predecir el índice de participación pero reconoció que la complejidad del acuerdo requerirá algo de tiempo para que los inversores consigan entenderlo y añadió. “Los inversores están formulando muchas preguntas”.
El señor Dallara, cuyo consorcio representa a más de 450 instituciones financieras explicaba: “ Es la restructuración de deuda mayor de la historia y la más compleja, comprendo que lleve algo de tiempo llegar a entenderlo”.
Varios inversores piensan que habrá que hacer uso de las cláusulas de acción colectiva para que desencadene el cambio de impago de crédito. Pero otros allegados a dicho acuerdo admitieron que existía la posibilidad de obtener resultados diferentes: “ Nosotros tenemos plena confianza, pero al final todo es un tema de ver por dónde sopla el viento”.
Muchos inversores necesitan tomar una decisión antes del martes por las complicaciones del acuerdo. Debido a las grandes dimensiones de los holdings, un gran número de obligacionistas deberán consultar con los consejos, máxime cuando se trata de una pérdida de un 75 por ciento. “Entramos en terreno desconocido. Todo el mundo cruza los dedos pero vamos a ir a ciegas durante algunos días” comentaban fuentes internas.
Un agente del Gobierno confirmó el pasado domingo que Grecia tiene la intención de celebrar elecciones generales el 29 de abril o el 6 de mayo lo que incrementaría la incertidumbre ya que según las encuestas ninguno de los dos partidos políticos en la coalición actual ganaría la mayoría parlamentaria directamente.
Una encuesta publicada el domingo en Kathimerini, un diario de Atenas, pone por delante a los conservadores del partido de la Nueva Democracia con un 28 por ciento de los votos, y el Movimiento Socialista Panhellenic detrás, en un cuarto lugar con el 11 por ciento de los votos.