Agenda 02/03/2012 (10:07h)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha firmado este viernes junto con los líderes de otros 24 países de la UE -todos salvo Reino Unido y República Checa- el nuevo Tratado promovido por Alemania que obliga a endurecer la disciplina fiscal en la eurozona. Las primeras consecuencias del nuevo Tratado ya se han hecho visibles porque tanto la Comisión como Finlandia y Suecia esgrimieron este jueves la nueva norma como argumento para negarse a relajar ahora el objetivo de déficit para España (que obliga a bajar del 8,5% al 4,4% este año), como pretendía el Gobierno.Rajoy ha firmado el Tratado entre el primer ministro griego, Lucas Papademos, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy. El primero en formalizar su rúbrica ha sido el belga Elio di Rupo y el último el sueco Fredrik Reinfeldt.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que no ha firmado por tratarse de un Tratado al margen de las estructuras de la UE, ha sostenido en un breve discurso al inicio de la ceremonia que la norma "ayudará a que se repita la crisis de deuda soberana y reforzará así la confianza entre los Estados miembros". "La restauración de la confianza en el futuro de la eurozona llevará al crecimiento económico y al empleo", ha sostenido Van Rompuy. El nuevo Tratado permitirá una mayor coordinación económica, ha proseguido, y un mejor gobierno de la eurozona, al institucionalizar por primera vez las cumbres del Eurogrupo.
Van Rompuy ha avisado a los líderes europeos de que ahora les toca "convencer a los parlamentos y a los votantes de que este Tratado es importante para devolver al euro a aguas tranquilas de forma sostenible". "Tengo confianza en que tendréis éxito. El Tratado es corto y claro", ha indicado.
Por su parte, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha sostenido que el Tratado "señala la irreversibilidad del euro y es un paso muy importante hacia la integración europea". Además, "representa la cultura de la estabilidad financiera, que es un prerrequisito para una auténtica unión económica".
El denominado Tratado para la estabilidad, coordinación y gobernanza de la unión económica y monetaria obliga a los firmantes a introducir en su Constitución o norma de rango similar una "regla de oro" que limite el déficit al 0,5% del PIB. Además, prevé sanciones casi automáticas para los países que superen el umbral del 3% del PIB.
Pero la ratificación de esta nueva norma ya ha chocado con su primer escollo: el anuncio, por parte de Irlanda, de que convocará un referéndum. Dublín ya rechazó en 2001 el Tratado de Niza y en 2008 el de Lisboa en sendas consultas que se acabaron repitiendo.
En esta ocasión, Irlanda no tiene poder de veto porque el Tratado entrará en vigor cuando lo hayan aprobado 12 de los 17 países de la eurozona. Además, el Tratado prevé que aquellos Estados miembros que lo rechacen no tengan acceso a nuevas ayudas del fondo de rescate para países endeudados. Irlanda se beneficia en estos momentos de un plan de ayuda de la UE por valor de 85.000 millones de euros.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que no ha firmado por tratarse de un Tratado al margen de las estructuras de la UE, ha sostenido en un breve discurso al inicio de la ceremonia que la norma "ayudará a que se repita la crisis de deuda soberana y reforzará así la confianza entre los Estados miembros". "La restauración de la confianza en el futuro de la eurozona llevará al crecimiento económico y al empleo", ha sostenido Van Rompuy. El nuevo Tratado permitirá una mayor coordinación económica, ha proseguido, y un mejor gobierno de la eurozona, al institucionalizar por primera vez las cumbres del Eurogrupo.
Van Rompuy ha avisado a los líderes europeos de que ahora les toca "convencer a los parlamentos y a los votantes de que este Tratado es importante para devolver al euro a aguas tranquilas de forma sostenible". "Tengo confianza en que tendréis éxito. El Tratado es corto y claro", ha indicado.
Por su parte, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha sostenido que el Tratado "señala la irreversibilidad del euro y es un paso muy importante hacia la integración europea". Además, "representa la cultura de la estabilidad financiera, que es un prerrequisito para una auténtica unión económica".
El denominado Tratado para la estabilidad, coordinación y gobernanza de la unión económica y monetaria obliga a los firmantes a introducir en su Constitución o norma de rango similar una "regla de oro" que limite el déficit al 0,5% del PIB. Además, prevé sanciones casi automáticas para los países que superen el umbral del 3% del PIB.
Pero la ratificación de esta nueva norma ya ha chocado con su primer escollo: el anuncio, por parte de Irlanda, de que convocará un referéndum. Dublín ya rechazó en 2001 el Tratado de Niza y en 2008 el de Lisboa en sendas consultas que se acabaron repitiendo.
En esta ocasión, Irlanda no tiene poder de veto porque el Tratado entrará en vigor cuando lo hayan aprobado 12 de los 17 países de la eurozona. Además, el Tratado prevé que aquellos Estados miembros que lo rechacen no tengan acceso a nuevas ayudas del fondo de rescate para países endeudados. Irlanda se beneficia en estos momentos de un plan de ayuda de la UE por valor de 85.000 millones de euros.